Gitana de Willie Colón
seduce a ritmo de salsa y enamora con su poesía
“Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos”
Federico García Lorca
Sentado en un bus camino a Mérida entre canción y canción, de esas que sólo ellos suelen colocar, logré oír “Gitana”, una de mis piezas favoritas de salsa, compuesta por Willie Colón, esa canción hace volver mis pensamientos a los años Ochenta, década agitada para mí a pesar de la corta edad que tenía para entonces. Entre sueños y amores (la mayoría platónicos) ese período me dejó grabado sus huellas, leí por vez primera Cien años de soledad, me inicié en el mundo del rock escuchando Iron Maiden, Metalllica, Guns and Rose y Bon Jovi y también en esos años sin saber bailar salsa me atreví a invitar a bailar a una joven de cabello azabache y mirada nocturna.
La vida de los gitanos siempre ha excitado la curiosidad de los artistas, aunque por desgracia solamente suelen centrarse en unos pocos tópicos como el baile o su eterno andar. El escritor Gabriel García Márquez en su novela Cien años de soledad, nos dibuja el ambiente de los gitanos como un mundo lleno de magia y misterios, de esta manera, encontramos su libro: “Un buen día llegaron al pueblo unas caravanas de gitanos ofreciendo todos los productos nuevos y con cualidades «mágicas» a la gente que los veía asombrados por como con un simple trozo de metal atraían hacia sí todas las cosas de fierro de las casas.”
En la composición “Gitana” disfrutamos entre sus estrofa la Rima XXXVIII del libro Rimas y Leyendas del poeta español Gustavo Adolfo Bécquer. El tema presenta en su composición el desamor y a través de él se puede observar al hombre-músico buscar el destino final de los sentimientos o como el filósofo Heráclito de Éfeso nos muestra “todo fluye”, esta afirmación la específica cuando nos ilustra: “Para las almas es muerte llegar a ser agua, para el agua es muerte llegar a ser tierra, y de la tierra nace el agua, del agua el alma.” En este sentido en la canción leemos la siguiente recreación:
“Las palabras son de aire, y van al aire
Mis lágrimas son agua, y van al mar
Cuando un amor se muere
¿Sabes chiquita a dónde va?
¿Sabes chiquilla a dónde va?”
O tal como lo diría el poeta Bécquer:
“Los suspiros son aire, y van al aire.
Las lágrimas son agua y van al mar.
Dime, mujer, cuando el amor se olvida,
¿sabes tú adónde va?”
Como lo expresó el propio Willie Colón en una entrevista “A mí me gusta la letra bonita, que tenga poesía, que sea sensual. Admiro el arte de poder expresar imágenes sensuales y sexuales pero de una manera fina y enaltecida”. Tal vez por ello el compositor haya tomado inspiración de la rima de Bécquer para interpretar esta tonada, en la que describe el sentimiento de un amor no correspondido, la idolatría hacia una mujer étnica y culturalmente inalcanzable, en sus versos habla con un corazón entregado y honesto, el cual dice:
“Sé que nunca fuiste mía
Ni lo has sido, ni lo eres
Pero de mi corazón
Un pedacito tú tienes
Tú tienes, tú tienes, tú tienes, tú tienes”
El poeta Federico García Lorca una vez escribió: “El gitano es lo más elemental, lo más profundo, lo más aristocrático de mi país, lo más representativo de su modo y el que guarda el ascua, la sangre y el alfabeto de la verdad andaluza universal.” Probablemente sea esa la razón por la cual sentimos en la canción “Gitana” esa pasión que nos parece tan cercana, tan familiar. ¿Acaso tú corazón no ha ardido cual leño en fogón alguna vez…?
La canción guarda también cierta similitud con el libro Carmen, novela del escritor francés Prosper Mérimée, allí notamos que tanto la canción como la novela son dedicadas a una gitana y en ambas un hombre le expresa su amor a una mujer que nunca les correspondió, también en las dos creaciones se habla de la ira que los celos producen a los enamorados no correspondidos, de ello damos cuenta en los siguientes versos:
“ Y tengo celos del viento
porque acaricia tu piel
De la Luna la que miras
Del Sol porque te calienta
Yo tengo celos del agua
Y del peinecito que a ti te peina
Y por los celos, los celos, los celos
A mí el corazón me arde, me arde
Y por los celos, los celos, los celos
A mí el corazón me arde, me arde”
Esta creación musical “Gitana” interpretada magicamente por el neoyorquino William Anthony Colón Román conmueve y acaricia el espíritu de los enamorados, también permite percibir en ella el vuelo de la imaginación, el cual nos deja descubrir en la letra y en la música el movimiento sensual de los sentidos. Gracias a la mezcla tropical del verbo y a al sonido, este ritmo nos nueve con una cadencia armónica e impetuosa, como el balance creador de las estaciones, donde paradójicamente el fin de una es el comienzo de la otra. Por lo que , la percepción del cambio a pesar de la constancia, nos regala la entrega y la pasión que vive quien ama a pesar de no ser correspondido:
“Sin mirarte yo te miro
Sin sentirte yo te siento
Sin hablarte yo te hablo
Sin quererte yo te quiero
Las manos se me sudaban,
el pecho me palpitaba
Loco, enamorado
Y tú nunca sabías nada”
Si algo es completamente indudable es la relación del mundo gitano con la pasión y la libertad, así lo registraron grandes escritores entre ellos Miguel de Cervantes y Saavedra cuando plasma: “Bailan las gitanas,/ míralas el rey;/la reina, con celos,/mándalas prender.” También lo reflejaron famosos cantantes como Shakira al interpretar: Y va liviano/ Mi corazón gitano/ Que solo entiende de latir/… Aprovéchame/ que si llegué ayer /Me puedo ir mañana /Que soy gitana. En ese mismo sentido el velo de la seducción-esperanza, magia-misterio se mantiene a lo largo de las composiciones artísticas de quienes abordan el mundo gitano como tema, la composición Gitana es un canto a la mujer-diosa, evocación de un amor inalcanzable pero siempre inspirador, por lo que el cantante y autor nos regala las siguientes líneas:
“Bien sé que tú, yo se bien que tú, yo sé bien que tú
Ni te has dado cuenta de este muchacho
“Al que madruga Dios lo ayuda”
Y eso espero, pues me paso toda la noche por ti desvelado”
Al final la Salsa y la literatura le regalan al arte ritmo, sabor y vida, vida que le permite a la poesía llegar a nuevos horizontes y a su vez crear fantasías, ello gracias a la complicidad que desde siempre ha existido entre ambas expresiones. En su trabajo “Poesía y música, relaciones cómplices” la investigadora Blasina Cantizano Márquez indica lo siguiente: “Es por ello que en algunos casos para poder lograr una completa comprensión y disfrute de ciertos poemas, es necesario apreciar aparte de su componente lingüístico, saber valorar el componente musical subyacente; es decir, no alcanzaremos a apreciar su verdadero valor hasta que no aunemos música y literatura como dos disciplinas artísticas íntimamente relacionadas con el pueblo y la cultura de la que proceden.”. En tal sentido, disfrutamos en Gitana esos elementos:
“Solo, solo para ti,
solo para ti yo soy,
solo para ti seré
Espero con la esperanza
que algún día me puedas ver”
David Figueroa González