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El Recluso XI-XI :

El hombre metáfora 

 

David Figueroa González 

“En la celda, en lo sólido,

 también se acurrucan los rincones”

Cesar Vallejo

La pandemia nos ha llevado al auto aislamiento. Y en  estos días de encierro,  he tenido la oportunidad de hacer higiene mental con la lectura,  es que leer nos lleva a mundos que a la imaginación le encanta crear.  Una de estos libros me  fue enviado desde Perú  y llegó a mi en formato digital, gracias a la magia del Internet.

Escrito por  Daniel Darcourt Rizo Patrón, Recluso XI – XI, es un texto que constan en su primera parte de 14 historias,   en la segunda parte nos encontramos con una serie de frases a manera de recomendaciones, la tercera parte nos da sus pensamientos a manera de reflexión  y la cuarta parte son 12 poemas, en general esta obra nos sumerge en el (sub) mundo de la cárcel.

 Esta primera parte es  presentada como una crónica,  especie  de  diario (íntimo-público), donde el recluso XI-XI  nos moviliza como submarino hasta lo más profundo de  su psique utilizando la narración de sus aventuras para lograrlo.

El penal es el lugar donde la sociedad envía a purgar sus penas a quienes quebrantan la ley,  y es por muchos símbolos confinamiento y encierro del cuerpo físico. De esta manera,  Recluso XI – XI  presenta en sus líneas una aproximación a la vida del reo,  la cual de cierta forma despierta  melancolía, en tal sentido, leemos en La instalación:

Hola, soy el encargado de esta celda. Pon tus cosas por acá y tu colchoneta desenróllala en el piso. En esa esquina izquierda estará bien –le dijo uno de ellos. Los demás reclusos lo saludaron, ya sea con un apretón de manos o con una seña. Le dieron el espacio dentro de las limitaciones indicadas para que colocara su colchoneta. La celda era fría, pues tenía unos ventanales solo con rejas, sin lunas ni vidrios protectores. También contaba con un urinario/defecador en el medio del mismo, que serviría para los quince.

El tema de los privados de libertad  siempre ha sido de interés para los creadores  y las canciones, La Cárcel  y Las Tumbas ,interpretada por Ismael Rivera, son ejemplo de ello, en estas piezas  a ritmo de salsa se hace visible el ambiente y el estado psicológico de los reos y sobre todo la  siempre anhelada libertad, así lo consideramos en las siguientes líneas: 

 «Que malo es estar, estar en la cárcel y que soledad, que soledad se siente, Cuando se desea la bonita libertad»…

 “Cuando yo saldré, de ésta prisión
que me tortura, me tortura mi corazón si   sigo aquí, enloqueceré.

En el Recluso XI – XI  El lector es transportado al entorno  de la prisión con descripciones que nos sumergen en el día a día  del privado de libertad, la cotidianidad es el paseo del minutero en el eterno andar del tiempo, así lo  recreamos en el texto La rutina:

Si hay algo que todo preso carga consigo desde que ingresa a un penal, es una rutina impuesta que casi no cambia en nada día tras día durante toda su funesta estadía. La luz de la celda era encendida todos los días a las cinco y media de la mañana anunciando un nuevo día, debiendo XI – XI enrollar su colchoneta, ponerse sus zapatillas y correr hacia los baños (sea lavatorios, sanitarios o duchas). Todo en pésimas condiciones y sin ninguna privacidad, diferente de a todo lo que XI – XI estaba acostumbrado. 

.Si algo esta claro en Recluso XI – XI es la esperanza como elemento de inspiración, ya que  siempre a  pesar de las adversidades  a las que tiene que afrontar el protagonista de los relatos,   siempre encuentra algo que lo motiva a seguir luchando; elementos que observamos en Prohibido deprimirse

En esas condiciones era difícil no deprimirse. XI – XI buscó como alternativa hacer tres cosas diferentes. La primera de ellas, entrenarse y entrenar a reclusos en defensa personal. La segunda, asesorar en temas legales a los que así lo desearan, y dar consejos u orientación legal cuando tenía la oportunidad de hablar a todo el pabellón. La tercera y final, esconderse en la biblioteca, donde redactó todas sus experiencias y participó en cuanto concurso literario se convocó, sea este de cuentos, relatos o poesía. Así distrajo su mente y ocupó gran parte de los días en ello.

Daniel Darcourt Rizo Patrón, logra en Recluso XI – XI dar un mensaje de transformación y evolución espiritual, con un lenguaje sencillo y sin pretensiones, haciendo referencia a elementos  cultura oriental nos enseña que la espiritualidad es personal, abstracta y privada, de esta manera dentro del relato Dragón Tattoo, detallamos:

XI – XI presentía que el tatuaje había sido un acto de purificación, logrando subir un escalón en su aprendizaje, tanto en lo físico como en lo espiritual. El dragón lo representaba a él que, en estado de reposo, descendía a las profundidades del océano, y el tigre, a su amada que, al igual que él, estaba en estado de espera, hasta el ansiado día en que ambos se volvieran a reencontrar, lo cual no sería pronto ni fácil. XI – XI creía que cada gota de sangre había valido el sacrificio, y el arte plasmado en su piel le era muy satisfactorio

Dentro de las historias de este libro encontramos varios relatos al mejor estilo detectivesco, donde se explota la  atmosfera de misterio, el drama , la envidia y el crimen. Recluso XI – XI es quizás una invitación a la prevención de hechos evitables, una ventana abierta a una realidad, cierta como el sol, un llamado a mantenernos alejados de las sombras  donde el mal reina , así lo puntualiza en Dos Lolas y un solo destino:

Llegó la Lola mayor a las duchas como todas las mañanas con su toalla puesta a la altura de los hombros y con otra pequeña amarrada a la cabeza. Entró a las duchas y empezó a reírse escandalosamente como diariamente lo hacía. En ese instante, hubo la sensación de que el día se ponía oscuro, que una niebla asesina se acercaba sigilosamente. Ella no lo presintió, pero la densa atmósfera, ya conocida por los reclusos, presagiaba un fatal desenlace. Se acercó uno, después otro. No estaban en toalla ni se iban a bañar ese día, pero igual se dirigían a las duchas. Lola no se percató de que las duchas laterales ya se encontraban vacías. El daño era inminente. Alguien cortó el agua; otro subió el volumen de una radio chichera. Los latidos aumentaron. No se escuchaba más que la radio, un quejido silencioso y un último y corto maullido. La Lola cayó al suelo. Fue vejada y desangrada. Sus uñas se partieron de rasgar tanto las paredes queriendo escapar. Murió la Lola mayor y, la menor, degollada, fue dejada a su lado..

El escritor a manera de reflexión nos deja  una segunda y tercera parte que consta de varias frases y pensamientos donde hay indicios  de un aprendizaje forjado en la piel del Recluso XI-XI a fuerza de las vivencias, como lo indica :

 “Si el propósito de los agentes de rehabilitación es que, luego de lo vivido en el presidio, haya sido tan detestable que nunca desees volver, han hecho un gran trabajo. Morir antes que regresar”.

O este reflexión donde el amor metahumano es la constate:

“Jesús me dio una lección de amor. Aprendí que los humanos necesitan muestras de afecto, sobre todo de sus seres queridos y parientes. Yo no visitaba a mi madre con frecuencia. Ahora, me he comprometido ante él no dejar de visitarla ninguna semana, al menos una vez. Hagan lo mismo con quien los espera. En verdad, los espera”. 

        La última parte de  de esta obra son momentos cargados de poesía y de una nostalgia bien mesura que recorre  este segmento del libro sin caer en retorica, por el contrario es una declaración que estremece, que  no alberga rencores, ni abriga revanchas sociales o personales, que deja salir de su alma un rayo de luz vertido en estos versos, el siguiente fragmento del poema XI  lo refleja:

Si esperas ver a un derrotado,

no lo hallarás.

Si esperas ver a un afligido,

con las expectativas quedarás.

Estoy, mi estimada,

como tú, tigre que has subido a la montaña,

solo se está para esperar.

Esperar como el dragón que soy

y que desciende al océano a resanar

y recargar.

Y una vez que tú en la montaña

y yo en el océano

encontremos nuestro nuevo destino…

Resurgiremos cual explosión de AMOR

hacia el horizonte libre y de la mano,

donde no nos alcanzarán ni los cuervos de la noche,

ni los escorpiones que entre las piedras están.

E iremos en un beso fusionado

hacia nuestro destino final

El Recluso XI-XI es el hombre metáfora, es el símbolo de la  metamorfosis que representa  el cambio de un individuo. Una evolución que inicia desde el interior  y se convierte en aurora, en el despertar que florece con la poesía. 

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Mafalda la hija reflexiva de una generación

«Apenas uno pone los pies en la tierra se acaba la diversión”
Quino

Recordar mis inicios en la lectura es volar en el tiempo a un día domingo, domingo dé la reunión en la sala de la casa de mi infancia, en el sillón grande mi papa sentado con la prensa en la mano y el resto de los diarios descansan sobre la mesa, mi mama sentada en el piso a mi lado me mostraba en las caricaturas las letras. Si, el domingo era un día mágico de reunión familiar, de tiras cómicas,  aprendizaje  e imaginación.

  Leer  el Fantasma, ese hombre que juró sobre la calavera del asesino de su padre que él y sus descendientes combatirían  la piratería, la maldad y la injusticia donde quiera que se hallara, era realmente fantástico, me convertía en el cómplice de este enmascarado que cabalgaba un brioso corcel blanco, siempre acompañado de su fiel perro Diablo. También lo era  disfrutar de las aventuras de Mandrake el mago  quien junto a Lotario luchaba contra criminales y malhechores.

Otro infaltable en esas reuniones  domingueras era Beto el recluta, sus odiseas cuentan la vida de un  muchacho que dejó la universidad y se enlistó  en el Ejército para ir a la guerra de Corea, pero él nunca salió del campamento militar, lo hilarante  de la historia era ver al soldado raso intentando trabajar lo menos posible.

Las narraciones presentes en esas historietas alegraban mi mundo y alimentaban mis fantasías. 
Al conversar con una amiga sobre el tema me comentó que su comic favorito era la inquieta e irreverente Mafalda. Personaje  creado por el argentino  Joaquín Salvador Lavado “Quino,” el mismo se basa en la vida de una niña, cuya familia pertenecía a la clase media argentina.

Ella ingeniosa, respondona e irónica, y siempre preocupada por la humanidad y la paz mundial,  En tanto, probablemente la personalidad  que  transmite esta infante  sea la de su creador, una mezcla de pesimismo-optimismo, como nos aclara el propio Joaquín Salvador Lavado: “ Tal vez mi personalidad sea el fruto de esas cosas que viví entre los diez y dieciocho años, en esa poca viví asediado por la muerte agobiado por el luto. Por esos años no sabía cómo comportarme cómo escapar al luto, que era muy severo”

 Nacida en la efervescencia de los años 60, Mafalda fue una creación que según opinan algunos expertos, hizo que el género de las historietas pasarán de lo social a lo psicológico. Esta tira se burlaba de los intelectuales, profesionales, del autoritarismo, de la empleomanía y del trabajo monótono. Pero  también en los textos de la novela gráfica Mafalda observamos una serie bien definida de códigos visuales y verbales, así como la integración de elementos icónicos manejados a través de sus personajes, los cuales desarrollan diversos temas siempre con cierto humor, cosa que a todos de una manera u otra nos llama la atención, así lo confírmanos en el siguiente dialogo: “Mafalda dice: ¡Es horrible saber que de aquí a treinta años el mundo va a estar super-requete poblado por siete mil millones de personasSusanita responde: Si… y para ese entonces vamos a tener la edad que tienen ahora nuestros papás.Mafalda concluye: Así que aparte de apretados ¡VIEJOS!” 

Lo primordial de estas novelas gráficas es tener algo que contar, luego viene el desarrollo del guión, las ilustraciones y globos de texto que lo acompañan. Así un comic es ante todo una historia, por lo que posee algunos  argumentos o ideas a comunicar, es decir, que una ilustración por sí sola no es una historieta, una sucesión de dibujos en desorden tampoco lo es. Sin embargo, la agrupación de todos estos elementos  junto a la dedicación y la constancia arrojan sus frutos: una buena tira cómica. Al respecto el propio Quino manifiesta: “Me levantaba a las ocho. A las nueve y cuarto me ponía a pensar la idea. Me daba tiempo hasta las cinco de la tarde. De las cinco de la tarde hasta las nueve de la noche hacía el dibujo. Así fue por semanas, por años”

El factor político en esta caricatura se vio de manifiesto ampliamente, quizás por eso siempre estuvo bajo la lupa del gobierno, por lo que tuvo  que crear sus propios códigos verbales para revelarse,  entre ellos surge la aversión  de la protagonista  Mafalda hacia la sopa, la cual, según su dibujante y creador, era una metáfora del autoritarismo militar de la derecha que vivía el país sureño. En este sentido leemos: “Mafalda dice: ¿Estás haciendo sopa mamá? la mamá responde: Síí
Mafalda replica: Y se supone que querrás obligarme a tomarla, ¿No?
la mamá responde Exacto
Mafalda concluye: ¡Pues tendremos una escena, porque últimamente le estoy perdiendo respeto a la prepotencia ¡”

En otra entrega Mafalda manifiesta: “Si él dijera que es buena… ¡Dirían que es mala y prohibirían!  ¿Por qué  el Cretino de Fidel  Castro no dice que la sopa es buena?”

Esta historieta protagonizada por esa niña rebelde y tierna, junto a su singular grupo de amigos, Susanita, Libertad, Manolito, Felipe, Miguelito e incluso su tortuga, Burocracia, fueron señales de los estereotipos de Argentina y del mundo en su momento, donde se retrataron  diferentes aspectos del género humano.

En Mafalda se plasmó y se opinó sobre eventos tales como la carrera espacial, el movimiento tercermundista, el asesinato de Kennedy, los derechos humanos, el sexo, la represión, el psicoanálisis, el feminismo y la religión, entre otros tantos temas, Por tal motivo, el escritor y filósofo italiano Humberto Eco manifestó: “Puesto que nuestros hijos se preparan para ser, por elección nuestra, una multitud de Mafaldas, no será imprudente tratar a Mafalda con el respeto que merece un personaje real”. El también filósofo y escritor Fernando Savater,  comentó  en relación a los personajes de Mafalda  y dijo: “La genialidades de Quino es la de haber creado un panteón de personajes que son muy característicos y muy genéricos a la vez. Todos tienen una personalidad muy acusada, pero, por otra parte, cada uno de ellos simboliza una perspectiva sobre la vida: idealista, materialista, comercial, lúdica… Y, en conjunto, aportan una enorme riqueza de perspectivas sobre la cotidianeidad” 

Mafalda enseñó  y aún lo hace a muchos a ser rebeldes y a tener visión crítica de la sociedad. La sociedad deshumanizada mercantil y capitalista estaba en sus viñetas y ella ayudaba a desenmascararla.

Ella habló de la crueldad de la guerra en sus páginas y de las familias tradicionales que pretendían vivir en el mejor de los mundos,  ignorando los problemas sociales que los sacudían, pero, también mostró lo hermoso de la música cuando en sus páginas mencionó a Lennon, McCartney, Harrison y Starr, es decir, los fabulosos de Liverpool, Los Beatles. Al respecto la propia  Mafalda comentó: «Los Beatles me gustan porque son muy alegres, están de acuerdo conmigo en muchas cosas, y tocan la música que nos gusta. Ellos deberían ser presidentes del mundo, porque tienen influencia sobre mucha gente de todos los países». 

Sin embargo no hay que olvidar que Mafalda es una niña y como tal también posee  sus juguetes, posiblemente el preferido de ella sea un globo terráqueo, al cual cuidaba como a un enfermo, lo abrigaba y hasta intentó mejorarlo con las cremas de belleza de su madre. Una de sus frases célebres señala: «El mundo está mal, le duele el Asia». Relacionado a ello reflexionamos al respecto cuando dice:“¡Claro! ¿Cómo no va andar mal el mundo? si cuando en Norteamérica es de noche, en China es mediodía… Y cuando en China es de noche, en Norteamérica es mediodía… ¿Cómo demonios pueden llegar a entenderse doscientos millones de tipos almorzando con seiscientos millones de tipos durmiendo?” 

Mafalda se despidió en el año 1973, durante años muchos esperaron  su regreso, pero Quino se mantuvo firme en su decisión de no volver a dibujar a su personaje más famoso. Quizás sea mejor así. La calidad que alcanzó Mafalda en los años 60 de esa forma se mantiene intacta. Sus tiras representaban lo más inteligente que una historieta pudo ser, “Un símbolo y una guía para toda una generación.” 

Mafalda es inmortal, y como todo ser inmortal no se agota en su época, ni en su espacio y tiempo, tiene esa universalidad del humor inteligente, al punto que, el Nobel de literatura el colombiano Gabriel García Márquez, aseguró años atrás: «Después de leer a Mafalda me di cuenta de que lo que te aproxima más a la felicidad es la quinoterapia». 

Mafalda al partir fiel a su espíritu dejó la promesa de tomar cartas en el asunto de las guerras: «Cuando sea grande voy a ser traductora de la ONU. Pero cuando los embajadores se peleen voy a traducir todo lo contrario, para que se entiendan mejor y haya paz de una buena vez». 

 David Figueroa González

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LA NOCHE TIENE SUS ENCANTOS

“La noche es la mitad de la vida,

y la mitad mejor.”

Goethe

David Figueroa González

La noche tiene sus encantos y  sus misterios.  Es el espacio donde Morfeo por un instante, hace  de las fantasías, realidad  en su reino onírico.  Igualmente las sombras  regalan a los amantes un lugar para sus encuentros y las ilusiones.  El gran poeta Vicente Gerbasi nos recuerda: “Venimos de la noche y hacia la noche vamos” y en ese transitar la vida se alimenta de amores, desamores, de movimientos cíclicos, que hacen de la existencia del hombre un paraíso o un infierno, en una travesía que va desde el mismo  lugar de la concepción, hasta la despedida final.

Este periplo real y a la vez lírico, lo  disfrutamos en el poemario PRELUDIOS DE LA NOCHE, del escritor Yaracuyano Dixon Rojas, este Vate oriundo del Municipio Veroes o  “la Comarca” como le gusta al propio autor  decir, ha plasmado a lo largo de su libro una simbología edificada alrededor de la bohemia, el amor y la noche. Elementos que disfrutamos a detalle  en Así Voy:

Esta más uniforme  y precaria

¿ De dónde viene?

Por senderos  y barras nocturnas

Imaginando y creando

Entregándome a ti mujer

                    Cualquiera que sea

Increpa tus alaridos

Esta noche de boleros desgarrados

Vino celestial

poseerte quisiera por entero

alzando la copa dorada  y de de muerte

Como lo plasmó el escritor italiano  Dante Alighieri; “la naturaleza es el arte de Dios”, y en la voz de las aves  son la senda para anunciar verdades metafísicas,  y es que de una forma u otra el vuelo predispone a los pájaros, a ser  símbolo de las relaciones entre el cielo y la tierra. En algunos  textos de este poemario, se relacionan armónicamente la belleza y la profundidad de la vida de este ser alado,  con el sentido de la vida humana,  el siguiente fragmento de Ella jugando con la luz, es un fiel ejemplo  de lo indicado:

Batiéndose a duelo se oyen los pájaros hambrientos

que se encuentran en las cortinas de las hojas

Ocultando las escoriaciones del alma

en este instante de quejas nerviosas

Tu cuerpo descubre la agonía en esa luz

Ella debe morir al salir la luna

cuando mi materia ebria de viaje baje poseyéndola para siempre

La noche despierta la sensibilidad en los artistas y es campo fértil para la creatividad. Los  escritores siempre han sentido una  irresistible atracción por este  simbolismo y por los misterios de esta hora del día,  donde la  luna y las estrellas  se convierten  en el escenario para lo irreal, para los sueños y para la muerte.  Así lo detallamos en el misticismo de la Noche oscura de San Juan de la Cruz: “En una noche oscura,/con ansias en amores inflamada,/(¡oh dichosa ventura!)/salí sin ser notada,/estando ya mi casa sosegada. Las anteriores líneas,  nos sirven de introducción para citar  de manera acertada los siguientes versos  de  Soneto en un espacio de arena donde validamoslos universos  mencionados:

La soledad busca tu cuerpo

                                 en el fondo del vacío

Remontándolo  vine a visitarte

En esta hora encantada la noche pierde su sueño

y los pájaros emiten alaridos de muerte

Eres tú  que vienes abrazada con el alba

adornada en la estancia con un traje negro

El sueño te corroe la piel de tanto amanecer desnuda

Es quizás el instinto del día, la muerte hecha carne

El poeta Rojas  de manera magistral logra vestir las sombras de mujer, con todos sus detalles, con su sensualidad y sobre todo con su magia;  El autor nos regala una especie de canto a la feminidad, y nos permite visualizar el  balance entre  la noche  y las pasiones que florecen bajo su amparo, espacio donde la intimidad es  ese resplandor hondo y vital del amor. Las siguientes estrofas  de Lejano otorga una visión más detallada de lo comentado :

Dos brazos gimen en la oscuridad

veo tu cuerpo exhausto

en la plenitud del vacío.

Delante de mí

                los astros recorren el mundo

será la despedida

                    con olor a incienso

Yo la busqué en la corteza de las hojas

y mis ojos sepultaron el silencio.

Yo me quedé en el aire de tu cuerpo

y mis huesos te nombraron.

En el bar quemo los recuerdos de ausencia

un espacio sin huellas te arropa

alimentando la nada temerosa

Otro aspecto importante de este poemario  es el hecho de que podemos dar un paseo por   el paraíso de la negritud; y apreciar la rica influencia de la  infinita tradición africana.   Como lo expresa  el ideólogo del concepto de la negritud  Aimé Césaire,  “la negritud era sobre todo un instrumento para crear conciencia.”  EN PRELUDIOS DE LA NOCHE  la poesía se convierte en un eco nostálgico,  en  música melancólica de un tambor lejano, en la  que logramos sentir  una especie de insubordinación,  rebeldía  que el autor  utiliza para intrincarse en una lírica que discute sobre las semejanzas y diferencias entre el sexo-erotismo-amor. En la trilogía de Mujer Negra  puntualizamos  esos elementos:

Mujer Negra I

Una mujer negra

acostada conmigo en un árbol

me mostraba sus pezones de púrpura

y las hojas se resolvían en lluvias

en el quinto día

                    hicimos el mundo

Mujer Negra II

(fragmento)

 Mujer negra: que va sudorosa y pensativa

contando los pasos

por grandes cañaverales

Empuñando un machete

con tus callosas manos.

Mujer Negra: ancestral de ritmo y tambor

de  vivencias y virtudes

que bebes el llanto sin lamento

Mujer Negra II

(fragmento)

Una mujer negra atrapada en mi sueño

conocía los encantos de la memoria remota

y convertida en reina de un trono antiguo

detuvo el tiempo con cinco siglo de espera.

Cruzando mares envuelta en hojas  de eucalipto

perfumaba la briza en los tejados del cielo

Una danza celestial crepitaba al anochecer

y los ritos con los tambores

                             quemaban el incienso

bambara, bambara, lucumí, lucumí

Como podemos comprobar más allá del título PRELUDIOS DE LA NOCHE, esta dama misteriosa y silente, es por mucho la protagonista de esta sinfonía lirica, o como lo expresa en la presentación del libro el ensayista Ennio Jimienez Emán : El verbo se abre sin bucolismo a la vastedad nocturna y secreta de lo telúrico… El hombre se desplaza en un barco ebrio por ese mundo de sombras.

La noche ha sido relatada por diferentes culturas en  forma de mito, que “cuenta una historia sagrada; relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los –comienzos”. Este manto es un boleto a un viaje  al interior del poeta,  a sus mundos,  a su propia noche,   y esto nos recuerda a los poetas místicos que buscan el Dios en la ausencia; noche y ausencia como tropos, donde emerge el ser,   el  fragmento  de  Testamento en el Limbo nos afianza esta  idea:

Una sombra buscando otra sombra

Es descubrir la noche

la pérdida de los sentidos

separar la palabra de lo invisible

Trascender los hilos del fuego

Es volver a la noche

contándome sus secretos más íntimos

Las voces llamándome desde la planicie de tu alma

que transforma el tiempo en deseo

Traduciendo el silencio con las notas de una canción

que nunca vuelve

Que sea la semilla del verbo donde transite el delirioQue es el principio y el fin.

 

 

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CON RITOS DE SEDUCCIÓN INVITA A LUCHAR

Para leer a Javier Alexander Roa 

La poesía nos hace tocar lo impalpable

Y escuchar la marea del silencio

Octavio Paz

La ciudad de Mérida, Venezuela, ha sido una amiga que siempre me ha dado maravillosos regalos, me regaló la presencia de sus montañas,  me dio la oportunidad de conocer plenamente sus cubres nevadas, lugares mágicos donde los sentidos se elevan casi tan altos como sus picos. Esta ciudad me ha entregado amigos nacidos de sus tierras y de tierras lejanas; mujeres y hombres llanos, sinceros, pero sobre todas las cosas leales.  Entre tantos amigos me gustaría destacar al Escritor Javier Alexander Roa, a quien conocí por allá en el 2015 en la librería Ifigenia en un recital poético donde comulgamos alrededor de palabra. En ese encuentro el Poeta tuvo la gentileza de regalarme su Antología (PARA CONFUNDIR AL ENEMIGO)

Javier Alexander Roa nos presenta en esta antología coeditada por el Perro y la Rana y  Ediciones Gitanjali un libro dividido en tres partes y trescientas veintitrés páginas,  sus  textos son una invitación a disfrutar su cosmovisión de la vida.

El primer segmento de este libro lo compone: una especie de introducción desprendida del poemario EL CUERPO SIEMPRE; donde con ritos de sensualidad el poeta es un artista plástico que dibuja con sus palabras la ceremonia de la entrega; el arte de la seducción, y al introducir el tema de la lluvia nos sugiere las caricias, y de manera subliminal juega con el subconsciente del lector al insinuar la imagen de una mujer mojada bajo la lluvia. Característica que resalta en el siguiente fragmento del poema SAFO:

Sé que su belleza adolece de caricias

de ternura que no puedo asimilar con mis dedos

Ella me enloquece

cuando va por la avenida cruzando la lluvia

y el paraguas se hace casa

sombra plástica arropada de pájaros

Otro elemento presente en EL CUERPO SIEMPRE, es la imagen de las aves, las mismas se anidan en  este poemario para darnos la sensación de movimiento: “¿A dónde fueron los pájaros?” se pregunta el poeta en unas de las estrofas. También estos personajes emplumados dan la sensación de misticismo, así leemos: “y en sus ojos vuelan búhos andariegos”; es que las aves nocturnas se relacionan con aparecidos, con las almas de los muertos que gimen por las noches, en búsqueda de la morada de sus seres amados.    Así pues, estos seres alados pudiesen ser Dioses o Demonios que se humanizan para tomar el cuerpo de la hembra y fusionarse carnalmente a ella, o quizás, es la hembra Diosa que se empodera de su cuerpo par dar rienda suelta al placer, el siguiente segmento del texto INVITACIONPARA UNA MUJER VIRGEN nos permite filosofar sobre el tema:

Aproxímate a lamer versatilidad

de la carne erecta

 y sé mujer alada por ángeles místicos

abierta al juego

y a la desgracia

Sé inmortal en esa hora

cuando remiendas el placer de tu amante

de tu novio

de tu amigo

o del que no conoces…

Esta antología continúa con el libro DIOSA, el cual tiene un epígrafe de Rabindranath Tagore, quien al decir del propio Javier Roa “la lectura del JARDINERO de Tagore fue un estímulo para comenzar a escribir mis primeros poemas”, este poemario nos presenta la visión del joven poeta (él contaba tan sólo con diecisiete años de edad cuando lo engendró).

El poeta colombiano Carlos Fajardo comentó al respecto de DIOSA: “ha comprometido este poemario a la reconquista del ritual cósmico más antiguo del hombre: saberse parte y todo, finitud e inmortalidad del cosmos voluptuoso del amor y la sensualidad”. Así DIOSA es un canto a la incitación, su lenguaje se presta para el juego de la seducción, es subliminal y quinestésico, franco y tierno a la vez, especie de vieja escuela con sus  palabras quirúrgicas; para antes, durante y después del arte amatorio…. Comentaban unas estudiantes con las que compartí este libro en clase: “Esos poemas hacen cosquillas en los oídos y calientan el corazón”,  en las siguientes líneas disfrutamos  de una muestra de esa ternura en la carnalidad de la cual el poeta hace gala:

el paraíso

son estos tallos

quítate la sombra

para verte desnuda

Titila la campanilla de tu flor

arde de caricia

apártame ese bloomer del sueño

quiero bajar al follaje virgen

¿Por qué tiemblas

si aún no te toco?

EL AMOR NO TIENE TREGUA, es un poemario galardonado en el Certamen Mayor de las Artes y las Letras en el año 2006 por el Ministerio de la Cultura de Venezuela, en este libro descubrimos a un hombre que reflexiona, sobre la vida  y nos permite meditar sobre la guerra, la patria, el amor y la muerte.  EL AMOR NO TIENE TREGUA, nos describe la realidad de una manera lirica, sin perder la  belleza de la palabra, a pesar de la cruda realidad a que refiere, el poema 13 es el espejo perfecto a lo referido anteriormente:

Morir no basta

No sobramos

¿Qué idiota insiste en decir que somos muchos

en u mapa tan pequeño?

hace falta  niños

jugando entre jardines

Hace falta poemas

disparando hacia la conciencia de nuestro enemigo

Que en mundo se vuelva grande

o que nos devuelva

EL AMOR NO TIENE TREGUA, es la cotidianidad poetizada, es el recuerdo de conversaciones al filo de la barra,  es un ayer presente e inmortal, “Amaneció de pronto/ Otra cerveza es esta/ José Gregorio González habla del istmo –que es la misma comuna-”. Este poemario nos lleva a rememorar cantantes y canciones que entre espumosas y espumosas se quedaron grabadas en el alma, de esta forma: “Lo Beatles no dejan de ser”… “es la misma guerra que en el barrio encendimos con Los Rolling Stones, la sonora matancera, con Alí Primera”  y con   “Un largometraje/ de Pedro Infante/diciéndote/ QUE EL AMOR/ -como la guerra-/ NO TIENE TREGUA”

ACUARIUS, es un largo meditar sobre la vida,  donde el escritor hace del cuerpo un jardín donde florece las almas, en este poemario  se ve la influencia del Poeta Tagore, sobre todo en la temática que desarrolla a lo largo del mismo.  Javier Alexander Roa nos revela en sus composiciones una primavera en la que la trinidad SOL-HOMBRE-PÁJARO se renuevan constantemente, y de ella podemos inferir que:   el Sol guía las almas de los hombres y  las aves con su canto y alegría simboliza el renacimiento del ser, en los versos de ENTRE LUCES Y COSAS; podemos dar cuenta de ello:

Es breve el tiempo

y sabe esperar en alas de pájaros

mientras el ser está entre luces y cosas

mirando en torno la evasión del cuerpo

Otra trinidad que hace presencia es la: NOCHE-SOMBRAS-MUERTE,  la noche según el DICCIONARIO DE SÍMBOLOS   DE JEAN CHEVALIER:  “invita  a los sueños, a la ternura, pero también  sugiere la muerte, las angustias y el engaño, en tanto,  las sombras son las imágenes de las cosas furtivas, irreales y cambiantes, y  la muerte a pesar de ser el fin absoluto, también se relaciona con la evolución de las cosas, todas las iniciaciones atraviesan una fase de muerte antes de abrir el acceso a una nueva vida.”  En tal sentido,  el escritor  Ricardo Gil Otaiza afirma: ACUARIUS representa un salto a lo que subyace en el hombre; es la voz de lo desconocido y remoto. Cada frase intenta develar el misterio de la vida y de la muerte.” Por lo que  el MANTRA CATORCE  es fiel ejemplo de todo lo afirmado anteriormente:

Durante la migración de sombras al cuerpo

se abrieron  ventas al follaje de la noche

y el repartidor de temporalidad

prometió un nuevo sitio al amante del futuro

Fue inútil saber que conocernos en si mismo

orfandaba el misterio tramitar de la muerte

y el lenguaje

adversario de la lluvia

prolongó réplica de nombres

en el viaje imaginario…

El  escritor Rodolfo Quintero Noguera en su libro OJO DE PEZ  publicado en el 2014 por la fundación editorial IPASME sostiene que: “OTRO ABISMO es el hallazgo perdido en las inmediaciones del alma… OTRO ABISMO nos convierte en verdaderos espectadores de una realidad a veces propia, a veces ajena, de efímera felicidad e inexorable tristeza.”  Como el amor perdido, o el paso infalible del tiempo que nos arrebata todo y sin embargo, encontramos en cosas  sutiles y fugaces como el amor, el alivio al amargo sabor de la soledad, El escritor  Octavio Paz en la llama doble nos afirma tal idea “A pesar de todos los males y todas las desgracias, siempre  buscamos  querer y ser querido.  El amor es lo más cercano, en esta tierra, a la beatitud de los bienaventurados” Esta idea de amor-dolor, fugacidad-entrega  nos la expone Roa en la IV estancia del poema LA VIDA EN TIEMPOS DE AUSENCIA:

Heme aquí sosteniendo sonrisas de tus labios

yo no podré decirte cuán perfecta y divina eres

y por qué eres divina y por qué eres perfecta

Has esenciado  con tu amor

las nervaduras del espíritu

las estrellas de mis ojos

los dígitos de mis dedos

la locura de mi llanto

Heme aquí cantando de dicha

a búhos andariegos

silbando grito adentro con música de grillo

palabreando sonámbulo con teclados

flautas

y violines de la lluvia

y tropezando

para caer en tus brazos

ASUNTOS DOMESTICOS dibuja una crítica al consumismo y al capitalismo,  esta escrito con un verbo encendido, que invita a la lucha,  la igualdad y a reflexionar: “aquel árbol murió de mengua/ y con él murieron los niños  que treparon sus ramas”  Él poeta nos muestra su compromiso político, su profundidad social  que denuncia los problemas del mundo tales como: exclusión, pobreza, la guerra y el consumismo: “Al doblar en un anaquel/ las últimas películas/ Made in USA/ y más adelante/ después de haber recogido el mundo/en bolsas plásticas/ y de hacer una larga cola/ llegas al cajero quien te pregunta:/ “¿Con tarjeta de crédito o efectivo?”

     Roa en el discurso de ASUNTOS DOMESTICOS  se enfoca en lo social, lo político y lo ideológico, su poesía  está llena de zozobra y dolor existencial, dolor por el hombre y sus circunstancias, el sufrimiento  por su pueblo. Así como la Poesía de Vallejo, contiene el dolor humano, voz autentica del hombre torturado y derrotado por el capitalismo,  Javier Alexander Roa ubica su pluma al servicio de la revolución y le impregna una connotación ideológica, su poesía es reflejo de  la acción revolucionaria y el compromiso de la literatura con la sociedad, y de todas las circunstancias sociales de las que nace y en las que vive su poesía; de esta manera en el poema que da nombre al libro ASUNTOS DOMESTICOS, en su tercer estadio revelamos estos elementos:

No joda

no estarán prisioneros para siempre

aquí hay fuerza

y patria

La brecha del camino está hecha

Espanta las moscas

del maizal

Machetea al imperio

¿Qué haremos con las banderas de dólares

de hidrocarburos

y sangre

que ondea

sin que nadie apedree la conciencia?

David Figueroa González

Publicado en Ensayo

EL DULCE MISTERIO DE LA MUJER AZUL

Portada del Libro 
Hozare o la Mujer azul

David Figueroa González

“Donde flota el sueño azul,

se piensa en el porvenir como en la aurora,

 y se oyen risas que quitan la tristeza,”

Rubén Darío


El amor es una coyuntura que nos acerca a lo más sublime del alma, sin embargo, para algunos es sólo el cortejo lo que causa esa sensación de adrenalina y placer, como lo dijo Cervantes: “es más divertido el camino que la posada.” Ese afecto y sus diferentes aristas generan  primaveras y tifones, mientras los enamorados ven el arcoíris en el rostro de la mujer amada, quienes han sufrido “son el marinero que al ver la mar suspira”.   

Quien ha sufrido por los caprichos de ese sentimiento no correspondido viven encerrado en los laberintos de su corazón, algunos terapeutas suelen aconsejar a los aquejados del “guayabo” dejarse acariciar los sentidos por las aves, las flores, es decir una aproximación profunda a la naturaleza.

Amor y desamor son dos caras de una misma moneda, es ese dulce misterio que le dasazón a la vida. En el poemario Hozare o La mujer azul, del poeta Manuel Barreto, estos sentimientos se ven reflejados a lo largo del libro,  generando empatía en los lectores que han transitado estos mares  y  es que todo el que ama fantasea, y se recrea en su propio cosmos; así lo observamos en el poema II de la primera parte:

Entonces tendré que meterme en los sesos

que ella simplemente fue un personaje

destacado en mi Novela llamada

Hozare o la mujer azul

Si es la solución

para arrancármela de la cabeza

Ahora estoy imaginándome

que está haciendo la cena

y me esta esperando con un beso en la puerta

ya siento que está preocupada

puesto que no he llegado

He dicho que no quiero imaginarla

pero ya ven la imaginación esta corriendo

 Una voz amorosa establece un lenguaje coloquial que exterioriza un afecto, un estado de transición entre sentimientos, el lector puede observar una brecha entre los dos amantes que se inicia con la distancia-silencio, esa distancia que impone el creador de este poema-novela. El cual nos sumerge en un realismo mágico donde lo real es fantasía y la fantasía se hace lirismo. Esta dicotomía a pesar de parecer confusa es premeditada y le permite al escritor  Manuel Barreto desnudar su alma; el siguiente fragmento del poema VI del cuerpo inicial  da fe  de ello:

 Yo hombre creador de Hozare o la Mujer Azul

 me asignaré mi propio juez del amor

La noche, el día, la flor ,

 y las piedras           

son los testigos

de este vínculo amoroso y perdido

Ahora es necesario que bajen Dioses infelices

y desde sus propias grutas

me dicten el poder

para olvidarme de Hozare para siempre

 Ella habita en mis sueños

la llevo en mis venas

en los puntos infinitos de mis talones

 Ya siento la despedida

el final de un comienzo perdido

donde la memoria duele

y los ojos lloran sangre

En este libro la voz del poeta  exalta la belleza de su mujer ideal  Hozare, el vate nos recuerda que la mujer fue primero para el hombre una presa, un cuerpo que se puede arrebatar, sin embargo  hace que este curioso hecho evolucione  y se inviertan los roles, entonces  el cazador es cazado y termina devorado por la deidad que acechaba. En el poema V  de la segunda parte disfrutamos de esos elementos:

Hozare o la Mujer Azul

vive en mi sien

brotando fuego de una ira

realidad cualquiera fruto de la fantasía

la veo lavarse las manos

con el líquido de la imaginación

Otra vez la veo

lejos llorando en el pecho de un pez

Ella que no pensó morirse

está soñándose a duras penas

en esta novela que no termina

y yo que nunca pensé amarla

en la realidad inventada por un androide

Ahora viene lentamente naciendo en rosa

Nadie ve la suerte de mi ser

y después nadie dice como yo

hermosa realidad de un hechizo infernal

A lo largo de este poema-novela por la gracia de la pluma de Manuel Barreto  rememoramos a Dante y su disyuntiva amorosa, él  sólo aspiraba a la anuencia de Beatriz, a su aprobación. En este caso Beatriz  al igual que Hozare  las vemos pasar siempre lejos,  y  a los poetas sólo le preocupa si le saluda o no (la cercanía). Por una parte Cuando Beatriz está displicente evita la salutación y Dante se estremece. “Me saludó -dice la primera vez que la vio- me pareció entonces ver todos los términos de la felicidad”. Mientras Hozare mujer-Diosa, Maná y Musa del poeta Manuel  es quien  lo lleva a decir: De ti tengo lo posible para vivir/la cercanía de tu nombre/Siempre estás adentro/latiendo en mi sangre/desde aquel hechizo/donde sembraste/un jardín oscuro en mis sesos”

Al igual que el escritor Julio Cortázar en su novela Rayuela donde saltas entre los capítulos del libro, como si se tratara del juego infantil del mismo nombre, en el Poema-novela Hozare o la mujer Azul el lector puede pasar entre los cuerpos que componen el libro con la misma libertad que se dispone para disfrutar la mencionada Novela de Cortázar, así pues; pudiésemos comenzar por la última parte del libro, es decir con el poema II de la cuarta parte:

Debo decirte Hozare

tengo de ti la fortuna

y tengo la necesidad de saber

para qué me sirven

tantos poemas dedicados a tu existencia

sin embargo no negaré

que tú Hozare me llevaras a la fama

 gracias a tu belleza femenina

que sostiene mi locura de amarte

Ahora mismo descifro en este amanecer

 tus andadas sutiles en mi lengua

Tú que entiendes de mis sudores

y vuelves a entender de mis sueños

Este poemario  consta de cuatro partes  o cuerpos,  una disposición que quizás no fue al azar por parte del autor  debido a la simbología de este número, el cual para los Dogón, grupo étnico que vive en la región central de Malí, el cuatro es el número de la feminidad y símbolo de la matriz original. De igual manera para el psicoanalista Jung; utiliza  este número es la representación arquetípica de  Eva, personificando funciones puramente instintivas y biológicas; pudiéramos decir  la Helena de Fausto, que figura el nivel romántico y estético, o  también la  Hozare de Manuel Barreto, quien es objeto de esa veneración, de ese deseo casi obsesivo, ejemplo de ello lo detallamos en el poema I de la cuarta parte

De ti me queda tu olor vertical en la memoria

que se desliza por las paredes de la tristeza

ya habrá un sabio que te diga

Hozare eres la reina de los bosques

la que nunca supo de Manuel y su trono

la que nunca supo del país fantástico que tenía

Pero tampoco supo que vivo en un país oscuro

donde rechazan la poesía.

El azul como símbolo fue consagrado por el romanticismo, por  el poeta alemán Novalis, quien lo estableció a través de la llamada “die blaue blume”, la flor azul. Inspirado por una pintura de su amigo Friedrich Schwedenstein,   Novalis  usó este icono  en su novela Heinrich von Ofterdingen (Enrique de Ofterdingen), para representar el anhelo, el amor y el afán metafísico por lo infinito.  En este sentido el poeta Rubén Darío Confesó una vez: “El azul es para mí el color del ensueño, el color del arte, un color helénico y homérico, color oceánico y fundamental”. En Hozare o la Mujer azul, el escritor Yaracuyano baña de esta “azulidad”  a su amada, elevándola a la infinidad del cielo, consagrándola con  la pureza del agua, y así  de cierta forma la hace inalcanzable,  pues pertenece a lo divino: en el poema II de la tercera parte damos cuenta de ello

La Hozare del mar

es la viviente que toca

mis sentidos poéticos antiguos

espero lo posible para vivir

para cubrir de luna su andar

De mí ella tiene un barco de cristal

donde los compañeros de viajes

no son más que mis deseos prolongados

 más por eso he fundado

cuerpos vivientes en mi puerto marino

 De ella tengo lo que nunca he tenido

 un poema real maravilloso

 poema viviente de alas cósmicas

donde lo amoroso me da en la niñez

y siento caliente el pecho

Azulmente amo a Hozare

Hozare es la Eva del Poeta,  la cómplice de sus sentimientos, quien   desnuda y cambia su cosmovisión, es el símbolo  de la perfección que vemos plasmados en los versos de este poemario, Nietzsche dice que: “la mujer perfecta es un tipo de humanidad superior al hombre perfecto, y además es más insólito”. Así vemos como tras esta  “mujer perfecta” se escapa el alma del escritor, se va  drenando por su mano hasta quedar plasmada (esculpida) en sus versos  y  con vida propia en los poemas de Hozare o la Mujer azul

Publicado en Ensayo

Pálmenes Yarza más allá del tiempo

 

David Figueroa González

“Cada paso anterior deja una huella
que lejos de borrarse se incorpora”
Pablo Milanés

Era una tarde lluviosa de mayo, en la casa de mis padres las gotas parecían  kamikazes estrellándose contra todo, la lluvia en Yaracuy tiene el encanto de un concierto y la nostalgia de un adiós, así que sin poder salir decidí sentarme en la sala y bañarme por primera vez con los poemas de la escritora yaracuyana Pálmenes Yarza, ese primer encuentro con sus versos me sembraron el deseo de buscar sus libros.

Una pregunta basta para que nuestra imaginación vuele a lugares, épocas e incluso nos traslade hasta la presencia de almas que ya han partido, la velocidad del pensamiento es como las alas de un colibrí seduciendo una rosa. Esta relación entre rapidez, resistencia y ternura la podemos observar en el poema “Retrato al olvido” de la gran poeta Yaracuyana Pálmenes Yarza, el cual pertenece a su libro titulado “Pálmenes Yarza”:

“Sé para mi constancia
música de río sin término.
Sé en mi soledad, fantasma,
sé penumbra!
No hagas nunca la noche en mi cielo
sin luna y sin estrellas.
Vete sin irte
como la brisa.
Llégame siempre
como una música ausente.”

En el prólogo de este su primer poemario el escritor y maestro Andrés Eloy Blanco la define como: “Poeta hondo, de absurda claridad sin transparencia; alma lírica en limbo… se nos expresa en una lucha con la inexpresión que deja por residuo ese poema entrecortado, que dice algo y deja sospechar más y angustia por lo que se le queda a ella en hervor, que es su forma de fervor”.

Pálmenes Yarza en algunos versos nos presenta el tiempo como símbolo del límite entre nuestro mundo y el más allá, mientras que a través de sus poemas trata de burlar el tiempo como un chamán en éxtasis, como un ser divino e inmortal, este aspecto de la vida, la divinidad y el tiempo lo observamos en la composición “Otro tiempo” del poemario “Contraseñas del tiempo,” así leemos:

“Hace su ademán el que entrega la ofrenda finita
y me entrega otro tiempo, otro tiempo.
Una promesa tiene letras borrables.
Una corola tiene breve vida.
Mi vida y mi muerte me dan otro tiempo.”

En el mismo orden de idea la escritora Judit Gerendas nos comenta: “La poesía de Pálmenes Yarza intenta captar la imagen del presente, el momento clave, y a la vez reencontrar el ámbito del pasado, el tiempo perdido. Se va produciendo un contraste rítmico entre espacio y tiempo y, en lograda cadencia, se evoca el mundo rural, el mundo de la infancia, a la vez que se atrapa, por momentos, el instante dentro de las entrañas del tiempo, en un asedio a la hora, al minuto, al parpadeo del segundo, en un ir y venir dentro de Cronos, el que a todos devora.”

Podemos detallar como la ontología tiene relevancia en los trabajos poéticos de la escritora Pálmenes Yarza, ello sin perder su acento femenino, su matiz fresco y romántico, sin relegar la profundidad metafórica de sus palabras que nos lleva a lo más intimo de su espíritu y sin apartarse de su influencia clásica en las formas y contenidos de sus poemas, muestra de ello lo encontramos en el siguiente fragmento del poema “19” de su obra “Borradores al viento”:

“Qué sería de mí si volvieras con tu bien
y tu forma definitiva?
Trueque nuestro, te fundes en un tú,
allí estoy enterrada,
te prolongan mis propósitos
allí destila la palabra no dicha.
Fechados por unanimidad
los ardientes bucares en el fondo del agua.
la piedra es una efigie secreta, un dios caído,
tu otra efigie en el tiempo,
la alcanzo tras el pecho desmañado aún tibio
de amarga sábila de miedo y desconcierto.

Pálmenes Yarza versifica el ritual de lo cotidiano, lo femenino, y la naturaleza, en sus producciones poéticas se evidencia de distintas formas como la ecología da un nuevo significado al tropo del cuerpo, ya sea a través del erotismo o recreando la figura del padre ausente, el escritor Gilberto Antolínez nos aclara al respecto: “podríamos decir que Pálmenes no conoció a su padre. Pues fue violentamente muerto cuando la poetisa entrada al sendero de la vida…Así habrá de surgir esa su poesía de continuas reminiscencias paternas, de presagios terribles de gritos de sílex contra eslabones crueles, de cósmicos hundimientos cataclísmicos, de simbólicos derrumbamientos del yo ante el mar del infinito” de esta manera en el poema “14” de su creación “Recuento de un árbol y otros poemas” encontramos:

“El samán sugiere el padre dual,
su fantasma hierático, después de la muerte final.
Al mío se lo tragó el mar,
y era testigo de los piélagos
de toda soledad.
A este
testigo de la estrella
no se lo traga el cielo.
De nosotros parece venir la tarde.”

Otro tema que la poeta desarrolla en sus escritos es el de la casa, donde la casa “no es simplemente una invención original de la cultura femenina”, como afirmaba Georg Simmel “Cultura femenina y otros ensayos”, sino también la metáfora de otra construcción, de una nueva poética que convierte la casa en la gran imagen reminiscente de su niñez, del pasado, de aquel pueblito que la vio partir. El poema “Miro mi casa” del poemario “Memoria residual” observamos lo siguiente:

“Miro mi casa: mi mejor parentesco,
en un minúsculo pueblo donde morí hace tiempo
extraña a las ciudades;
coloquio penumbroso
donde ofrecí
aquel vino
saliendo de un suelo sagrado
desde tumbas remotas”

Al margen de su producción poética, Pálmenes Yarza cultivó también el género ensayístico, ámbito en el que nos presentó varios volúmenes, entre ellos Al paso del tiempo (1955), Una ojeada al modernismo en la lírica venezolana (1994) y Miscelánea. En los ensayos de Pálmenes Yarza encontramos el pensamiento crítico, la seguridad del creador y la sutileza del conocer. En estos textos presenciamos, como la agudeza y la experiencia de una escritora puede destilar la verdad a través de su pluma y disfrutar de las trascendentales reflexiones sobre diversos tópicos que aborda en cada trabajo. Por ello en el ensayo “Arturo Michelena” la escritora nos dice:

“Aun recuerdo la primera vez que ví cuadros pictóricos: fue en un museo destinado a cárcel pública para entonces, en la ciudad de Valencia. Atraída por leyendas a título de máximas, héroes y batalla, y escudada en mi bulto de escolar, recorrí impávida el recinto. Otro día, ante el busto de una plaza, conocí al creador de aquellos cuadros. En mi proximidad alguien me informó que el busto representaba al pintor Arturo Michelena, autor de las decoraciones del Museo Páez. Así penetró mi fantasía una nueva voz, un nuevo personaje de sueños: el pintor.”

La anterior narración nos traslada desde el principio al mundo que la poeta comienza a relatarnos, la atmósfera nos envuelve mucho más allá de una simple crónica, nos hace cómplices y testigos de sus descubrimientos.

Pálmenes Yarza vivirá por siempre, no sólo como figura dentro de la literatura de gran vuelo en Venezuela y Latinoamérica, sino como maestra y formadora de quienes se acerquen a sus publicaciones. Ya lo decía el poeta Jacinto Fombona Pachano: “Hace tiempo he venido siguiendo la trayectoria de su poesía en las letras venezolanas, hoy puedo decirle que en las Américas. Créame que siempre distinguí las dotes singulares de alto y fino poeta. Y digo poeta porque para mí en el arte no hay sexos”

 

Canto a la Diosa de las noches, un paseo por la antología Bajo la luna

 

 David Figueroa González

 

“Yo no le canto a la luna
porque alumbra y nada más,
le canto porque ella sabe
de mi largo caminar”

 Atahualpa Yupanqui

 

 

Hay pasiones que nacen y no tenemos memoria de ese origen ,  yo siempre he sido amante de la luna y sus cosmogonía, quizás por esa herencia española que corre por mis venas , o por esas nanas con las que me solía arrullar mi mamá. Lo cierto es que aparte de ese legado, tal vez, existen otras razones más personales y más consciente de mi fascinación por  esta Diosa nocturna. Es que en mi infancia fui asmático y en esas noches de crisis cuando el aire parecía no querer colaborar con mis pulmones,  la habitación se achicaba, entonces  allí, la luna se asomaba y parecía mirarme con ojos de piedad, pues, se quedaba en mi ventana para hacerme compañía hasta que el sueño me vencía.

Con los años esa admiración fue  creciendo, al punto que muchas veces me escapaba en noches de luna llena a la playa a ver como esta gema emergía  de entre los brazos del mar,  para alumbrar todo con ese misterioso y mágico halo.  Especie de Manrique  el protagonista  del relato de Becker  El rayo de  Luna, el cual   en su afán  de búsqueda de su amada  descubre que esta es un rayo de luna llena. Todo esto generó en mí una  fascinación licantrópica que todavía hoy conservo.

Bajo esta óptica y con ese fulgor  llega a mis manos gracias a la tecnología la antología Bajo la luna poesía para niños y niñas,  poemas compilado por el poeta merideño José Gregorio González Márquez, este libro consta de  26 poemas y en el encontramos las loas de 25 escritores a este satélite de brillante faz, o  como lo escribiera  Julio Verne,  en De la Tierra a la luna. “La rubia Selene,  es más humana y se complace en dejarse admirar en su graciosa modestia; es poco ambiciosa y dulce a la mirada y, sin embargo, a veces se permite eclipsar a su orgulloso y radiante Apolo, sin verse nunca eclipsada por él.”  Por esa razón de admiración   nacen las siguientes líneas.

 

Esta dueña de las noches, debido a su relativa proximidad y al espectáculo constante de sus caras  renovadas, ha llamado  la atención de los habitantes de la Tierra; es por ello que su presencia sublime en el paisaje nocturno ha despertado desde la Antigüedad multitud de reacciones en los seres humanos, así  en los poemas de esta antología logramos disfrutar de esos elementos místicos, sublimes, y románticos, en los versos de Luna de miel  de la poeta uruguaya Sylvia Puentes de Oyenard   lo constatamos:

 

Mi luna es de lana

de lana y papel.

Campana del cielo

mi Luna es de miel.

 

Un velo de espuma

envuelve su piel.

De pan y lucero,

mi luna es de miel.

 

El mundo  literario  dirigido a los niños no ha sido ajeno a este fenómeno lunar. Ya sea como protagonista de desventuras  o como espectadora de historias, lo cierto es que la luna siempre ha estado  presente en gran número de obras. Donde la humanización junto a la ternura son  componentes fundamentales a la hora de dar cuerpo a los  relatos, en  Allá va la luna del escritor  venezolano  Pedro Yajure Mejía podemos apreciar esos elementos:

 

Allá va la luna

se me salió del bolsillo,

corretea y

corretea

lleva colgando dos zarcillos.

¡En su pelo una moñera!

En sus dedos los anillos,

en su carita el cielo,

y en su corazón

sonrisas de niños.

Alláaa va la luna

se me salió

del bolsillo.

 

Lunas reales o imaginarias, lunas que bajan hasta la Tierra o que esperan ser visitadas, lunas alegres o que sufren con los problemas humanos, lunas iluminadoras, amantes o enemigas del sol, son tramas que se han desarrollado a lo largo de la historia y que han permitido transmitir múltiples  enseñanzas; podríamos decir que la luna-pedagoga  ha desarrollado sus mecanismos,  su “voz”  para guiar con sus moralejas  a través de los vates, en las líneas de Luna, alunada el escritor venezolano  José Gregorio González Márquez nos ilumina el ejemplo:

 

Fino rocío

escarcha de plata

lleva la luna

hasta la charca.

Mira su cara

toda arrugada

ha envejecido

se siente ajada.

Muy preocupada

pregunta a la rana

¿Qué me ha pasado?

¿por qué tantas rayas?

 

La rana asombrada

se asoma a la charca

ve una viejita

con cara de nácar.

No se han percatado

que en la enramada

un grillo agita

el agua estancada.

Las ondas semejan

arrugas plegadas

en la cara niña

blanca alunada.

Ahora que el agua

se aquieta cansada

la luna se mira

radiante, encantada.

 

En nuestro idioma escritores como Borges, Unamuno, Alberti, Celaya, Juan Ramón Jiménez o  León Felipe, se han encargado de regalarnos bellas composiciones con la luna de protagonista. Pero si buscamos entre los creadores que miraron a la luna de manera intensa y productiva, encontramos inevitablemente a Federico García Lorca. Buena parte de las dieciocho composiciones de su Romancero Gitano incluyen la luna como símbolo de la muerte, aunque en otros libros, entre los que destaca Canciones, también la podemos descubrir en asociaciones menos funestas, como compañera de los juegos infantiles o como fondo escénico de momentos inolvidables, en tal sentido esta visión  nostálgica  y romántica  es el caso de  SUITE DEL AGUA Acacia:

 

¿Quién segó el tallo

de la luna?

(No dejó raíces

de agua.)

¡Qué fácil nos sería cortarlas flores

de la eterna acacia!

 

El juego es la forma natural de aprendizaje en la infancia,  y constituye una expresión cultural del ser humano, así lo demostró A. Huizinga en su obra Homo ludens. La actividad lúdica se caracteriza, entre otros rasgos, por su carácter libre, desinteresado; no está limitada a fines prácticos o a otros resultados más productivos que no sean el placer . Posee, además, “sus propias coordenadas temporales y espaciales, y se estructura segun unas reglas establecidas por modelos culturales que se transmiten de unas generaciones a otras, y que conforman una tradición”  Estas características  permiten relacionar el juego con el arte en cuanto que ambos se revelan como expresión libre y creadora del pensamiento humano. Así lo recoge la tradición clásica donde la poesía surge como un juego sagrado, ligado al culto, la danza y la música. En los versos de Jaikús ultralunarios, del  estudioso zuliano  Carlos Ildemar Perez,  identificamos  gran parte de  esos componentes:

 

1

La luna es el sol al revés

Por eso al llegar

La noche es que la vez

 

2

Al pozo bajó la luna

Para que él

Bebiera algo de su luz

 

3

Abre su claraboya

La luna en el cielo

Girando se apoya

 

4

A plena noche

La luna llena

Un festín es un derroche

 

En los libros infantiles llama la atención los sonidos, canciones, arrullos, rimas, cantos largos y cortos, cadenciosos que sostienen, que acogen a los niños y los acunan, los protegen del aullido de los lobos. Con la poesía cultivamos en los niños  el  amor;  los salvaguardamos de los monstruos y de las pesadillas, que los rondan; los iniciamos en el placer del juego y les entregamos imágenes que nutren su mente y los invitan a crear mundos posibles, así no los expone el poeta yaracuyano David Figueroa Figueroa en gran parte de su obra para los niños, donde el amor y las moralejas siempre están presente;  en las estrofas de  Luna  detallamos  lo planteado:

 

La luna estaba feliz

porque el jardín la miraba

y en cada flor que crecía

cartas de amor le entregaba.

Mira mi cara risueña,

dijo la luna a la noche,

es porque ayer el vergel

me llevó a pasear en coche.

La luna de algarabía,

no esconde estar jubilosa,

eso lo sabe la estrella,

también la nube y la rosa.

La luna de primaveras

se ha vestido de candor,

es porque ayer el jardín

le declaró su amor.

 

Literatura infantil,  hoy día,  más recomendada que nunca para lectores de cualquier edad,   ofrece una nutrida lista de títulos en los que los protagonistas viajan o comparten diversas aventuras, que permiten  soñar despiertos, y precisamente para Compilar textos y sacar a la luz una antología como Bajo la luna poesía para niños y niñas,   hay que ser un gran soñador.

En el siguiente enlace podrá descargar gratuitamente todo el libro Bajo la luna poesía para niños y niñas

Publicado en Ensayo

José Martí: La pedagogía de la palabra

David Figueroa González

 

“Maestro, hazme perdurable el fervor

 y pasajero el desencanto”

Gabriela Mistral

 

Hablar de José Martí más allá del hecho político es dirigir  nuestra mirada  a la formación educativa,  para él  la educación debía estar encaminada a la liberación, pero basándose en el conocimiento y en la revalorización de la cultura y los valores latinoamericanos.

Martí nació en La Habana, Cuba un  28 de enero de 1853, fue un gran estudioso y analítico de los problemas de la educación, tema al cual le planteó diversas soluciones, ya que él  los vivió, sintió y a la vez previó para los nuevos tiempos que se avecinaban.

 He querido enmarcar en estas líneas  algunas de las ideas pedagógicas expuestas por este  filósofo y poeta cubano, entre los que se encontraban los cambios que debían hacerse en el sistema educacional, sus escuelas, tipos de enseñanza , programas, libros de textos, es decir, los métodos, procedimiento, vías para formar la generación que posteriormente sería la encargada de llevar a cabo las guerras de independencia, puntos de vista que en el sistema educacional de hoy cobran una gran vigencia no sólo para Cuba, sino para América Latina y los países que forman el ALBA. En palabras de él:

«Educar es depositar en el hombre toda la obra humana que le ha antecedido; es hacer a cada hombre un resumen del mundo viviente hasta el día en que vive, es ponerlo a nivel de su tiempo para que flote sobre el y no dejarlo debajo de su tiempo con lo que no podrá salir a flote, es prepararlo para la vida».

Las ideas de Martí sobre la educación no es una línea paralela a la obra que dedicó  su vida, , es decir,  sacudir y fundar América -como ya lo había anunciado acá en Venezuela en el año 1881, donde por cierto estuvo cerca de tres meses. Una Referencia a esta visita se encuentra reflejada  en el relato Tres Héroes de La Edad de Oro, dónde, Si nos guiamos por el inicio del texto podemos inferir que tiene un tono  autobiográfico:

“Cuentan que un viajero llegó un día a Caracas al anochecer, y sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó donde se comía ni se dormía, sino cómo se iba a donde estaba la estatua de Bolívar. Y cuentan que el viajero, solo con los árboles altos y olorosos de la plaza, lloraba frente a la estatua, que parecía que se movía, como un padre cuando se le acerca un hijo. El viajero hizo bien, porque todos los americanos deben querer a Bolívar como a un padre. A Bolívar, y a todos los que pelearon como él porque la América fuese del hombre americano. A todos: al héroe famoso, y al último soldado, que es un héroe desconocido. Hasta hermosos de cuerpo se vuelven los hombres que pelean por ver libre a su patria.”

Martí  afirma «educar es poner al hombre a nivel de su tiempo», en esta frase  sostiene que la educación debe enseñar al hombre a que comprenda su época, que sea dinámico y creativo, para que pueda ver en la oscuridad y buscar solución a problemas donde otros sólo se pierden en la niebla, para ello es necesario  desaprender los vicios, y  ser capaz de continuar ilustrándose a lo largo de su vida. A través de diferentes medios, no sólo  los que prevalecen  tradicionalmente en los centros educativos, en la siguiente cita el “Apóstol”  Martí nos aclara:

“El remedio está en cambiar bravamente la instrucción primaria de verbal a experimental, de retórica en científica, en enseñar al niño, a la vez que el abecedario de las palabras, el abecedario de la naturaleza; en derivar de ella, o en disponer el modo de que el niño derive, ese orgullo de ser hombre y esa constante y sana impresión de majestad y eternidad que vienen, como de las flores el aroma, del conocimiento de los agentes y funciones del mundo, aun en la pequeñez a que habrían de reducirse en la educación rudimentaria.”

En el libro  Cartas a María Mantilla, descubrimos una conmovedora serie de epístolas escritas por Martí a la hija de los propietarios de la pensión que le dio cobijo en Nueva York durante parte de su exilio. La escritora Laura  Antillano en el prólogo de esta edición con su agudeza literaria  nos acerca  a las palabras de este gran escritor, así leemos:

 “Estos textos son la memoria de la vida del poeta y de su preocupación por la libertad, la educación, la ética, el sentimiento social hacia la América adolorida y necesitada. Contienen una cátedra de formación desde muchas perspectivas. Pero esas verdades absolutas, propias del buen  maestro, están dichas de una forma tan atractiva que se leen con avidez y goce”.

En tal sentido en la siguiente epístola fechada  Cabo Haitiano, 9 de abril, 1895,  detallamos lo planteado:

“Es como la elegancia, mi María, que está en el buen gusto, y no el costo. La elegancia del vestido, -la grande y verdadera,- está en la altivez y fortaleza del alma. Un alma honrada, inteligente y libre, da al cuerpo más elegancia, y más poderío a la mujer, que las modas más ricas de las tiendas. Mucha tienda, poco alma. Quien tiene mucho adentro, necesita poco afuera.”

José Martí es considerado junto a  Rubén Darío el precursor del Modernismo en Latinoamérica.  Una de las características del movimiento literario modernista es la recreación de temas mitológicos latinos, griegos y franceses. Martí, humanista ante todo, sabe hasta dónde es necesario el uso de este conocimiento. Él supera a los contemporáneos por la forma y el contenido, el modo y el estilo ya que no recrea en su obra cosas sublimes por el decir sino por analizar en sus valores reales los problemas y tratar de dar opciones de solución, propias y viables, a viejos asuntos por resolver. En el siguiente fragmento del texto Estrofa Nueva  el cual está incluido en el poemario  VERSOS LIBRES reconocemos:

 

Los niños, versos vivos, los heroicos

Y pálidos ancianos, los oscuros

Hornos donde en bridón o tritón truecan

Los hombres victoriosos las montañas.

Astiánax son y Andrómaca mejores,

 

Mejores, sí, que las del viejo Homero.

 

Naturaleza, siempre viva: el mundo
De minotauro yendo a mariposa
Que de rondar el sol enferma y muere:
Dejad, por Dios, que la mujer cansada
De amar, con leches y menjurjes híbleos
Su piel rugosa y su beldad restaure
Repíntense las viejas: la doncella
Con rosas naturales se corone:?
La sed de luz, que como el mar salado
La de los labios con el agua amarga
De la vida se irrita: la columna
Compacta de asaltantes, que sin miedo,
Al Dios de ayer sobre los flacos hombros
La mano libre y desferrada ponen , ?
Y los ligeros pies en el vacío, ?
Poesía son, y estrofa alada, y grito
Que ni en tercetos ni en octava estrecha
Ni en remilgados serventesios caben:

 

La filosofía martiana del arte literario fue más allá de lo puramente estético, pues al exhibir su obra de periodista, de orador, de poeta y de escritor para los niños y niñas, lo hizo con una nueva forma de decir. El escritor David Figueroa Figueroa en su ensayo José Martí Palabra de bandera y Canto; nos aclara al respecto: “Nada de opiniones abstractas, sus ideas eran tan reales que lo demuestra al dejar su vida combatiendo por su creencia, por la independencia, por la liberación y el libre albedrio”.  En tal sentido el Apóstol Martí  dibuja con sus palabras en muchos casos la realidad latinoamericana por encima de nacionalismos, y  plantea  la búsqueda incesante de nuestros males con el fin de sembrar al menos la curiosidad en las almas de los lectores, así lo notamos en  el siguiente Extracto del la crónica  “Viaje a Venezuela”

“Otro mal que contribuye a malversar las extraordinarias fuerzas intelectuales de la República es el siguiente: en los hombres hay una necesidad innata de lujo; es casi una condición física, impuesta por la abundancia de la naturaleza que los rodea; -llevados, además por el desarrollo febril de su inteligencia a las más altas esfera de apetencia, la pobreza resulta para ellos un olor amargo e insoportable. No creen que la vida sea, como es; el arte difícil de escalar una montaña, sino el arte brillante de volar, de un solo impulso, de la base hasta la cima.  (…) Hay que casarse, poner casa lujosa, vestir bien a los hijos, vivir  al uso de las gentes ricas, gastar en resumen mucho dinero. (…)”

Toda la obra martiana incita a la cultura y permite desarrollarla al acercarse a ella, en cualquiera de las formas analizadas. La poetisa chilena Gabriela  Mistral diría: «El caso de la palabra martiana se parece al de la piedra imán (…) ella atrae porque convida a la vez al mozo, al viejo y al niño (…) La verdad es que a Martí siguen naciéndole hijos a causa de que su musa fue el amor…». Eso sintetiza la poesía martiana, como exponente de la condición de Martí como educador, en la que se relacionan puntualmente lo político y lo social, lo ético y lo estético con lo educativo y lo cultural, mediante el amor como contenido esencial que en ella se desarrolla.

Publicado en Ensayo, Poesía

LA PIEDRA ES UN FILÓSOFO, GUARDANDO MISTERIOS

 David Figueroa González

 

«La poetisa cumple medida
 y riesgo de la piedra de habla»

Ana Enriqueta Terán

 

 

De  niño me encantaba recoger piedras las escogía por su figura o por sus colores creo que en algún momento llegue a tener más de 100 tipos de ellas en una caja de madera que guardaba bajo la cama, con el tiempo descubrí que esos objetos poseían un sinfín de simbologías.   La piedra, representa  lo perdurable, lo imperecedero, en muchas culturas  es símbolo de poder divino. Su dureza y duración, afirma Cirlot en su diccionario de símbolos, impresionaron a los hombres desde siempre, quienes vieron en ella lo contrario de lo biológico, sometido a las leyes del cambio; la decrepitud y la muerte. Quizás, las características de ese Ente facilitaron la elección del título de  la última antología Piedra de Habla, de mi siempre admirada Ana Enriqueta Terán,

En este libro encontramos   una colección de poemas que parten con Al norte de la sangre donde la poeta nos regala un cosmos que hacen vibrar hasta la última fibra del corazón, en una danza cósmica y metaespiritual que transforma todo en luz. En los versos de esta  escritora trujillana  descubrimos esos mundos mágicos bañados de tonalidades  métricas y plasmados  con destreza rítmica, en sus trabajos observamos  el deseo de fotografiar, de atrapar la música en la ritmicidad de sus textos, el poeta  Ramón Palomares nos ilustra con las siguientes líneas  su parecer  sobre la creación de esta maestra de la palabra: “la música sagrada de Ana Enriqueta Terán”. En este sentido, el siguiente soneto disfrutamos de esos matices:

Alta niebla circunda mi cabeza

desde que puse en ti mi pensamiento,

amador del azul conocimiento

y de la flor de amor y ligereza.

 

he saltado tu muro y tu dureza

y los surcos profundos del lamento;

para buscar la fe de aquel momento,

cuánta pasión y cuánta gentileza.

 

¿Qué ciego pensamiento desafía

mi lumbre que en amor fuera tu lumbre,

mi campo que en amor te pertenece?

 

¡Ay! del fuego que pierdes en la vía.

¡Ay! de aquel sollozar en mansedumbre.

¡Ay! de la oscura sangre que perece.

 

La poesía  crea los vientos,  mares, sones y pasiones.  En la pluma de Ana Enriqueta Terán el infinito es el silencio, los gritos, las montañas,  el sol, el  cielo claro y  la lluvia; algo semejante a un  bolero cargado de melancolía. Por consiguiente los poemas  de  Terán  florecen del mismo modo que  un campo de sentimientos en primavera . En ellos la escritora se retrata como un oráculo  que muestra lo oscuro en su intensidad, sugiriendo sin mostrar,  al igual que los cuerpos entre la niebla, en el  siguiente fragmento canto IV del poemario Verdor secreto  captamos esa naturaleza que logra transportarnos a lugares de sombrío esplendor   donde satisfacción o dolor, cólera o sumisión, forman la trama en su poesía:

 

¡Ah! qué fuego, qué altiva,

pesadumbre en el gesto detenido;

qué soledad esquiva

en el ámbito asido,

a la sonrisa y a su cruel latido.

 

Estatuas infinitas

al este del aroma levantaron

soledades escritas

en la sien revelaron

los signos de la lumbre que alcanzaron.

 

La influencia de  grandes maestros como   Garcilaso, Santa Teresa  y Góngora  se vuelve néctar de libertad en las liras, tercetos y sonetos que Ana Enriqueta nos regala. En  este sentido el escritor  José Napoleón Oropeza, al referirse al poema A un caballo blanco que pertenece al libro Presencia Terrena  manifiesta: “Se afirman, se condensan y se prefiguran en ese soneto los temas, variantes y obsesiones de su poesía: la síntesis cosmogónica de la imagen que convierte a los elementos de la naturaleza en reflejos y espejos de un solo ser; el paisaje como cuerpo del poema, arboladura del vivir”. Por lo tanto La palabra cuerpo de la belleza, es  pintura que toca el espíritu de quienes se acerquen a los textos de esta arquitecta de la poesía:

 

“Que  fragor en las crines, qué lamento

de cuello hasta los belfos conquistados,

resbaladas llanuras el costado:

¡caballo blanco por mi solo intento!

Copian sus ojos el paisaje lento

y un árbol al fondo gime anclado

los tintes del azul y del morado,

trepan sus ancas, siguen en el viento.

 

Huye de mí, se pierde en la verdura

de las yerbas crecidas, adelantes

su pecha hasta el poniente  y la espesura,

 

huye de mí como una racha oscura

y blanco desde el pecho a la garganta

en el fondo de mí canta su albura.”

 

La poeta Terán marca el compás de su trabajo creador a través de una poesía  geografía cuyo camino  indica el florecimiento de la autora en el discurso poético: los valles de Momboy  cobijaron su infancia, en ellos los olores y sonidos construyeron el imaginario para lo que vendría después.  La adolescencia la vivió  en Puerto Cabello donde descubre el mar.  Quizás  gracias a estos encuentros surge la estrecha vinculación de la poesía de Ana Enriqueta Terán con la naturaleza y su íntima conexión con el mundo. Por esa razón, la poesía de Terán resiste los embates del tiempo, hecho que podemos palpar en las siguientes líneas de Elegía a un Samán el cual está incluido en las paginas De bosque a bosque:

 

Recuerdo cómo fuiste y dónde fuiste

mezcla de viento y cielo enfurecido

y entresoñado silabario triste.

 

Tu musical urdimbre de colmena

era la niña tiempo desceñido

y monedero de la luna llena.

 

Hubo patio interior y barandales

que traspasaste libre y encendido

con tu amarilla venda de turpiales

  

 Ana Enriqueta evoca en cada verso una suerte de canción, en sus pasajes la poesía entona el himno de la vida con todos sus misterios. Su ejercicio profundo de soledades tiene el sabor de la luz,  de lo cierto,  lo desgarrado y a la vez de lo nuevo.  Su poética tiene la textura de la tierra abonada de vida,  del color del campo y de girasoles floridos.  Tales universos se pueden disfrutar en el siguiente fragmento de Piedra de habla, el mismo forma parte del poemario Libro De Los Oficios

 

“La poetisa responde de cada fuego, de toda quimera, entrecejo, altura 

que se repite en igual tristeza, en igual forcejeo por más sombra

por una poquita de más dulzura para el envejecido rango.

 

La poetisa ofrece sus águilas. Resplandece en sus aves de nube profunda.

Se hace dueña de las estaciones, las cuatro perras del buen y el mal tiempo.

Se hace dueña de rocallas y peladeros escogidos con toda intención.

Clava una guacamaya donde ha de arrodillarse.

La poetisa cumple medida y riesgo de la piedra de habla”

 

Esta mágica mujer es una poeta intemporal, ella  refleja los movimientos del  tiempo  en cada poema,  hora y espacio se convierten en  sonidos indelebles y constantes de paisajes cristalinos, los cuales cobran vida con el palpitar de su rima primigenia.  En ella la poesía no deja de conectarse con la existencia, con la introspección.  La poeta hace de la  palabra  una suerte de  juego, de vacíos metafísicos que nos  enfrenta a la realidad, donde va y viene como el agua, como el viento, o el sonido. Estos ecos de la vida los podemos apreciar  en Autobiografía en Tercecetos, para muestra les presento  El gran río :

 

Río mayo, mi soledad interna

unirse a tu caudal, marcha profunda,

abundancia sagrada, sombra lenta

en pos del movimiento, que redunda

en estrechez de abajo; copa abierta

hacia bordes de arriba. Y se confunda

con extensión caída, pulpa incierta

en tono verde-oscuro, asaz, mullida,

asaz, acompasada como cierta

lentitud, que asegura clara herida

para fluir de adentro, de manera

que inicien luces piel acontecida.

 

 

Publicado en Ensayo, Poesía

La palabra: Un resplandor en los versos de Luis Alberto Crespo

 

 

David Figueroa González

 

“En tu mirada o en la altura de su sol
Toda mi vida se vuelve una palabra”

Odiseo Elytis

 

 

Evocar  la adolescencia es volver a una etapa fuerte pero divertida. En ese período de mi vida tuve la oportunidad de viajar por algunos lugares de Venezuela. Entre ellos, rememoro con especial detalle mi primera visita a Carora,  estado Lara. A esta cita llegamos con el sol bajo los hombros  y nos hospedamos en la casa de la Familia Campos. Allí, después de la copiosa cena donde el suero, las arepas y el queso eran las vedet, nos dispusimos  a dar una vuelta, pero como ya era algo tarde sólo caminamos hasta una bodeguita cercana para refrescarnos y celebrar nuestra primera noche en esta maravillosa ciudad, conocida por su arquitectura colonial y su cultura.

Al  Pensar en Carora, recuerdo al poeta y amigo Luis Alberto Crespo, un personaje inseparable de las impresiones y perspectivas de su natal Carora, paraje este de aridez, polvo y espina, y desde donde se erige la visión de mundo que a través de sus poemas expresa el poeta, tomando a Carora como epicentro del mundo, así lo manifiesta el autor cuando nos dice: “El lugar de mis sueños es una casa de ladrillos, tejas, corredores sobre un paisaje igualito al otro lado del río de Carora o sea de arcilla, de tunas, de cardones, pero eso sí, al otro lado está el mar. El lugar de mis sueños es París en Carora. Florencia en una calle que hay en Carora que se llama la calle San Juan… Después un lugar donde esté yo con caballos, con cabras, haya mar, desierto, un río”.

Luís Alberto Crespo logró fusionar  su prosa periodística con el albor de sus palabras,  sagacidad poética que desborda en su lenguaje de luz en la aridez, escritura que se disipa con la sencillez de la poesía, como un poema que cabalga en la llanura. Su prosa  rescata la nobleza y vigor del caballo a través de la historia, ya que para él  este animal es más que una imagen, es, quizás, la estampa misma de su ser, tal vez,  su alter ego;  caballo que pasa con igual facilidad de la noche al día, de la muerte a la vida, de la pasión a la acción: atando los opuestos en una  creación  continúa. Así que para este autor: “el caballo es el ser que me lleva hacia el infinito. La lejanía, el horizonte era mi cómplice, esa sensación de cuidado, de estar con él”. Los siguientes versos del poemario Señores de la distancia nos aclaran mejor la idea:

 

“Te llamo de memoria en el potrero

Nos violentamos en ese limpio ardiente

Esta es la sabana

de la que salgo de mí con tu fuerza

El sudor nos une

la placidez del desenfreno

Sólo soy persona

cuando tu cuerpo es ese otro conmigo          

exaltándome” 

 

A menudo los poemas de Luis  Alberto Crespo parecieran grabar en las páginas el proceso de evaporación  que ocurre  “en algunos desiertos de la tierra o en algunas almas”,  la calidez de sus imágenes dan a las casas de teja, colores ocre en la distancia, al punto que semejan sus paredes la cara de viejitos con la piel cuarteada por el tiempo; en tanto  el escritor Rafael Castillo Zapata, comenta: «Toda la poesía de Crespo, acontece, pues, es un espacio y tiempo determinados por la atmósfera de un mediodía persistente”. Pero  a la vez  el escritor se  deja seducir por la armonía de un ocaso en el  desierto, de noches estrelladas,  y de cielos crepusculares. Para Crespo, el poema es el tormento que lastima y exalta  la existencia, convertida en voces desnudas, claras y profundas. En el siguiente poema del libro Rayas de lagartija  damos cuenta de lo descrito anteriormente:

 

“La peladura del mediodía

La calle al revés, sin querer soltar,

Jalándome, sin querer decir adiós

Lado grande, sin llave

y el nombre, de cabeza, que llaman oscuro

Y el torcido, la reja de mirar,

de estar diciendo a lo mejor viene,

mientras la calle se junta en un ardor”

 

Así pues, la poética de Luis Alberto Crespo apunta a representar la posición  del hombre frente a sus semejantes, frente a la vida. Busca dibujar el conjunto de complejidades que a cada momento presenta  la existencia, como si el poeta tuviese la “necesidad de que las palabras digan más de lo que dicen.»  Mediante la metáfora,  junto a cada imagen, posiblemente  Crespo encuentra  la manera de darle rienda suelta a su yo espiritual. Esta visión podemos percibirla en un poema donde el tema central es la casa, que según Jean Chevalier en el Diccionario de Símbolos,  esta es la imagen del universo, representa el ser interior y la totalidad del cuerpo

 

 “Afuera

Ninguna casa es para vivir

No hay otra pared

Que la grieta en el cuerpo

Lo borrado

Me quita la voz de la boca

Mi casa nunca se alza

Nunca es por dentro

Mi casa es la espina continua

Que  me roza”

 

Luis Alberto Crespo es un escritor que le despoja al tiempo parte de su sustancia  y al mismo tiempo  disfruta en la medida en que se aleja y se va adentrando en su escritura, pues busca el silencio en las páginas blancas,  donde Carora, las tunas y la  llanura están siempre bañados por el sol.  Como lo expresa en su libro Lecturas de poesía  el escritor Alfredo Chacón:  “la poesía de  Luis Alberto Crespo se inscribe  en la tradición estoica del coraje sobrio, esa que acepta la carencia de plenitud  como el dato fundamental de todo intento; y que, tal como en las poéticas clásicas, expresionista o dadá, identifica  a la intensidad creadora con la tensa elocuencia del aliento capaz de sostenerse en el desvelo y en el desamparo”, ya que para él como escritor su voz  fluye  solo mediante  los versos de  un poema, o como dice el escritor: “Yo no tengo otra manera de conversar sino a través de la poesía”.  En el poemario Duro, más específico en el poema  “10”, el poeta pone de manifiesto esta particularidad:

 

“Quisiera ser Ungaretti cuando miraba a Carora

en el norte de África

y pasaba un beduino por el reflejo de su vino seco

frente a la ventana de mi casa

¿Escucharía balar la cabra de su amigo Umberto Saba

por estos cerros?

Poco

en vez de sombra    

quedaba entre el Sahara y la plaza Bolívar

“Viejo”

Le escribo sobre esta página en una playa

“¿Cómo puede uno iluminarse por dentro

con nuestro ser allá afuera?”     

     

Podemos encontrar cierto aire de silencio en la poesía de Luis Alberto Crespo, según él manifiesta: “amo el silencio por lo tanto amo la música”  en este sentido es un escritor que   se sirve de la palabra  para crear su espacio, y en él trata de enlazar a la sonoridad con el silencio.  Por eso, en algunos versos, aparecen las aliteraciones como un intento de dar alma al sonido. Sus poemas son retratos de un paisaje cotidiano, donde  el mundo es tenuemente iluminado por una mirada taciturna, y es así como la belleza de la palabra resplandece. Un ejemplo de esto lo descubrimos en el poemario Lado donde el poema “una escritura por toda sombra” da fe de ello:

 

“Un pájaro canta. Pero lo que sucede es mudo.

Una rama tiembla, pero lo inmóvil es el rumor.

La tierra sigue afuera, pero la que piso queda lejos.

Un cerro sube y otro desciende: vuela el zamuro.

El monte es por dentro como una puerta sin abrirse.

Irme me empequeñece en la despedida.”

 

El poeta se aproxima a una definición de la  inspiración,  cuando nos señala: “se ha hecho mucha referencia a eso, de dónde viene la inspiración, qué es esto, qué es el hombre tocado por la creación. No, yo creo que eso es un ejercicio del espíritu. Hay personas que tienen aptitudes y actitudes para determinado oficio. Yo creo que un artesano es un poeta, un filósofo, un ordeñador también lo es…esa capacidad de captar la belleza infinita que existe en una hoja que cae o en una flor que nace, o un niño que nace o en alguien que muere. En la medida en que vida y muerte se conviertan en la invención de la eternidad, en ese sentido un ser humano está en capacidad de ser universal”.  Con esas mismas palabras definimos el alma creadora de este venezolano, que en el ejercicio de la escritura,  ha sabido fundar mundos plenos de blanco y de añoranza por un terruño que se quedó congelado en sus versos libre del tiempo, por lo que no está demás que miremos este universo funcional atrapado por un instante en la casa, la cual es el todo:

Casa

                      A Luis Alberto Crespo

Casa de barro

agrietada de sed

guardas los recuerdos

de mi niñez

 

En el patio de la casa

veo las tunas saltar

ebrias de calor

bajo un hechizo lunar

 

En el patio de la casa

los caprinos no juegan ya

el sol inclemente

agobia hasta el cardonal

 

En el patio de la casa

las aves revivirán

la memoria de mi abuela

con su eterno cantar.