Publicado en Ensayo

Del hecho migratorio al Anhelo literario

 David Figueroa González

A mis amigos en el exterior
“Emigrar es siempre desmantelar
el centro del mundo,
y mudarnos a uno de sus fragmentos”
John Berger

Nada se mantiene estático en la vida, todo cambia, todo se transforma, evoluciona o involuciona, ese hecho nos hace recordar a Heráclito quien dijo: “No nos bañamos dos veces en las aguas de un mismo río” Y aun que parezca extremo decirlo el cambio es lo único constante. Gracias  esa máxima llega a mis pensamientos la imagen de los que han partido al exterior dejando atrás  su pasado, la vida que construyeron o la que soñaron construir, y en algunos casos cambiando radicalmente sus costumbres su ritmo de vida.

 

La emigración no es nada nuevo en el mundo, menos para los venezolanos quienes siempre vieron  ese fenómeno desde el otro ángulo, es decir, de quien recibía en su país a los que llegaban, y como es característico del venezolano abría las  puertas de su casa e incluso su corazón para abrigar a estos viajeros. Así llegaron mis ancestros de España para radicarse en este país de sueños, también arribaron personas de otros lares, tales como; Italia, Perú, Colombia, Chile, Argentina, Alemania, Portugal e incluso de China buscando la miel de estas tierras.

 

            Según el DRAE, emigrar es “Abandonar su propio país para establecerse en otro extranjero”. O como poéticamente lo dibuja el intelectual argelino Sami Naïr en su libro El peaje de la vida. Integración o rechazo de la emigración en España “Emigrar es desaparecer para después renacer. Inmigrar es renacer para no desaparecer nunca más”

 

Desde diferentes épocas y por distintos motivos los escritores han transmitido los movimientos del hombre. Podríamos hablar de  ejemplos muy antiguos como los encontrados  en la Biblia, con la salida de Adán y Eva del Paraíso o el periplo del pueblo judío por el desierto o como lo plantea el poeta Vicente Gerbasi, en su poemario Mi padre el inmigrante; en los siguientes versos:

 

CANTO I

 

Venimos de la noche y hacia la noche vamos.
Atrás queda la tierra envuelta en sus vapores,
donde vive el almendro, el niño y el leopardo.
Atrás quedan los días, con lagos, nieves, renos,
con volcanes adustos, con selvas hechizadas
donde moran las sombras azules del espanto.
Atrás quedan las tumbas al pie de los cipreses,
solos en la tristeza de lejanas estrellas.
Atrás quedan las glorias como antorchas que apagan
ráfagas seculares.
Atrás quedan las puertas quejándose en el viento.
Atrás queda la angustia con espejos celestes.
Atrás el tiempo queda como drama en el hombre:
engendrador de vida, engendrador de muerte.

 

La presencia del hecho  migratorio se ha ido acrecentado en los textos literarios al igual que en la vida de muchos ciudadanos, mimesis o anti-mimesis, donde no sabemos si la vida imita al arte o viceversa. La literatura en este sentido expresa ese aspecto mediante sus testigos estrellas o como lo llamamos: los escritores, ellos  bosquejan la realidad y la ficción  haciéndolas  compañeras en sus discursos literarios, a tal punto  que, cuando se leen o escuchan en las canciones no se sabe si es realidad o ficción. Ejemplo de ello lo expresa Joaquín Sabina  en la letra de la canción La casa por la ventana:

 

Quemaron todas las naves

Para iniciar una nueva vida

Pagaron cara la llave

Falsa de la tierra prometida.

Pero, en lugar del Caribe,

Con su bachata, con sus palmeras,

La Madre Patria recibe

Al inmigrante por peteneras.

Y no es bona Barcelona

Cuando la bolsa, primo, no sona

Y gana el cholo en Madrid

Menos que un perro sin pedigrí,

Y el mestizo, por Sevilla,

Va dando un cante por pesadillas,

Y, si dos vascos atracan

A un farmacéutico en Vigo

Jura el testigo que eran sudacas.

 

            La emigración, es una realidad cotidiana  que hoy día no se hace ajena  a los venezolanos,  quienes a pesar de su poca experiencia como pueblo emigrante, se han diseminado por América e incluso por Europa, sobre todo  en estos últimos años. Hay algunos aspectos de la vida cotidiana que están muy presentes en la experiencia de la emigración: una de ella es la profunda grieta en las relaciones entre padres e hijos. Los padres mantienen un apego a la tierra de origen, a sus costumbres y tradiciones, comidas. El país de origen está siempre presente en sus vestidos, en la lengua. En cambio la segunda generación, la de los nacidos o crecidos en el país de adopción viven una doble vida, una especie de dicotomía, puesto que pertenecen a ambos mundos. En la letra de la pieza El Emigrante que compuso Juan (Juanito) Valderrama en el año 1949, podemos apreciar ese sentimiento de apego:

 

Adiós mi España querida,
dentro de mi alma
te llevo metida.
Y aunque soy un emigrante
jamás en la vida
yo podré olvidarte.

Yo soy un pobre emigrante
y traigo a esta tierra extraña
en mi pecho un estandarte
con la alegría de España.

 

            Emigrar es doloroso tanto para los que parten, como para los que se quedan,  aunque la esperanza siempre dibuja una sonrisa en la cara del horizonte. El tema de la nostalgia comprende el lamento y el recuerdo de la patria lejana, los seres queridos y el deseo de retornar a ese espacio paradisíaco perdido, pero recuperable a través de  los sueños; partir con la anhelo de mejorar,  este tema es planteado por cantautor español Ismael serrano  en su composición Zamba del emigrante:

 

Tengo que partir, mi corazón,
antes que yo otros se fueron.
Todos saben que las aves migratorias
siempre encuentran el camino de regreso.
No llores más, mi corazón,
que yo no busco el olvido.
Sólo busco futuro y horizonte,
el faro que orienta al naufrago perdido.

El  mito de la tierra prometida, perfectamente arraigado en el subconsciente colectivo de los distintos pueblos,  nace del afán de superación que anida en el corazón de todo ser humano. Así, anhelantes, los emigrantes salen de sus hogares empujados por la desventura y buscan una vida mejor, una madre-tierra con  pechos de donde brota el  mana. De esta manera la motivación/visión de la tierra prometida, ha adoptado a lo largo de la historia múltiples variantes  como podemos detallar en  los siguientes versos del escritor Pablo Neruda titulado MIGRACION:

Sobre el agua, en el aire,
el ave innumerable va volando,
la embarcación es una,
la nave transparente
construye la unidad con tantas alas,
con tantos ojos hacia el mar abiertos
que es una sola paz la que atraviesa
y sólo un ala inmensa se desplaza.

Ave del mar, espuma migratoria,
ala del Sur, del Norte, ala de ola,
racimo desplegado por el vuelo,
multiplicado corazón hambriento,
llegarás, ave grande, a desgranar
el collar de los huevos delicados
que empolla el viento y nutren las arenas
hasta que un nuevo vuelo multiplica
otra vez vida, muerte, desarrollo,
gritos mojados, caluroso estiércol,
y otra vez a nacer, a partir, lejos
del páramo y hacia otro páramo.